Roxane Coaching and Business Training en Barcelona
En su libro titulado “Los 7 Hábitos de la Gente Altamente Efectiva”, Stephen Covey habla sobre la escucha empática, y cómo buscar comprender es mucho más exitoso que buscar responder cuando se escucha a alguien.
Cuando hablamos con alguien, solemos buscar primero que nos entiendan; queremos transmitir nuestro punto de vista. Al hacerlo, podemos ignorar a la otra persona por completo, fingiendo que estamos escuchando, escuchando selectivamente solo ciertas partes de la conversación o enfocándonos atentamente en las palabras que usaremos para responder, por lo tanto, perdiéndose la mayor parte de la conversación real y lo que se está diciendo. La razón por la que esto sucede es que la mayoría de la gente escucha con la intención de responder y no con la intención de comprender. Nos escuchamos a nosotr@s mismos mientras preparamos en nuestra mente lo que vamos a decir, las preguntas que vamos a hacer, etc. Filtramos todo lo que escuchamos a través de nuestras propias experiencias de vida y nuestro marco de referencia. En consecuencia, decidimos y asumimos prematuramente lo que la otra persona quiere decir antes de que termine de comunicarse.
Por otro lado, la clave para comprender verdaderamente a las personas es la escucha empática, que consiste en escuchar con la intención de ver y comprender su perspectiva. La esencia de este hábito radica en que favorece la curiosidad, la apertura mental, la empatía y la paciencia. Para realmente buscar comprender, no podemos haber juzgado ya a una persona o situación o saltado a sus propias y personales conclusiones. Necesitamos desarrollar el deseo de comprender, es decir, el deseo de ver las cosas desde el punto de vista de los demás, ver sus razones y sentir lo que sienten.
Lo mejor de este hábito es que no solo nos convierte en mejores amig@s, compañer@s de trabajo y soci@s para quienes nos rodean, sino que también nos brinda enormes beneficios y oportunidades.
1. Aprendemos más
Cuando buscamos comprender, admitimos que actualmente no entendemos, lo que significa que admitimos que no tenemos toda la información relevante, lo que significa que estamos efectivamente list@s para aprender algo nuevo.
2. Nos evitamos decir cosas de las que podríamos arrepentirnos
A veces somos demasiado rápid@s para hablar y eso nos pone en peligro. Podemos terminar comprometiéndonos con cosas que en realidad no queremos, diciendo cosas que ni siquiera queremos decir.
Si primero buscamos entender a los demás, es más probable que escuchemos antes de hablar. Cuando hacemos eso, podemos evitar decir cosas que, al reflexionar, no deberíamos haber dicho. También tendemos a hacer más preguntas, en lugar de hacer afirmaciones, lo que evita que nos comprometamos demasiado y nos contradigamos.
3. Nuestra inteligencia emocional aumenta
Ser capaz de leer las emociones de las personas (así como las nuestras) y reaccionar ante ellas de manera adecuada y hacerlo de manera efectiva requerirá una disposición para desear comprender cómo se sienten los demás. Tendremos que buscar comprender los sentimientos de los demás, tanto como buscamos comprender los nuestros.
4. Nuestra capacidad de influencia mejora drásticamente
Cuando buscamos comprender a los demás y comenzamos a actuar en consecuencia, es probable que sucedan dos cosas.
En primer lugar, ganamos una relación con ellos. Será más probable que nos hablen de varias cosas. Cuando estamos tratando de lograr metas ambiciosas, construir un equipo y obtener aceptación, la relación lo es todo.
En segundo lugar, nuestras palabras tenderán a tener más peso entre las personas. Para aquellos que nos hemos propuesto entender mejor, cuando les decimos algo, tenderá a tener más peso. Después de todo, hemos demostrado que nos preocupamos por comprender su punto de vista, por lo que les resulta más fácil hacer lo mismo con nosotr@s, como predicar con el ejemplo.